La Agencia británica de Seguridad Alimentaria (FSA) ha analizado 526 muestras de 10 grupos alimentos para determinar los niveles de acrilamida y furano durante los años 2014 y 2015, de acuerdo a la recomendación de la Comisión Europea de vigilancia y control de acrilamida en alimentos (Recomendación 2010/307). El estudio concluye que los niveles encontrados de ambos contaminantes químicos de proceso durante estos dos años no aumentan la preocupación para la salud humana, por lo que mantienen las recomendaciones.

 

Acrilamida

Por un lado, la Agencia británica ha analizado 518 muestras de alimentos de los 10 grupos (patatas fritas, pan, cereales, galletas, café, comida para bebés procesada y no procesada, palomitas, pasteles y chocolate) recogidas en diferentes establecimientos de venta del Reino Unido. Los resultados revelan 29 muestras de alimentos por encima del valor de acrilamida recomendado.

Cuando un alimento supera el valor recomendado, la FSA solicita a la autoridad local una investigación. No obstante, estos niveles que sobrepasan el límite no constituyen un riesgo para la salud humana, ni un incumplimiento legislativo, por lo que no se aplica ninguna medida sancionadora.

Comparando dichos resultados con los de años anteriores, se puede concluir que las tendencias observadas indican que hay una reducción de acrilamida en algunos grupos de alimentos (patatas fritas, pan, galletas, café tostado).

Furano

Por otro lado, la FSA ha analizado 250 muestras de alimentos de 5 grupos susceptibles de presencia de furano (cereales, galletas, café, comida para bebés procesada y no procesada, palomitas, pasteles y chocolate), y no se han observado niveles de furano que puedan suponer un riesgo para la salud humana.

Sin embargo, el furano es altamente volátil y sus niveles en algunos alimentos procesados pueden minimizarse por calentamiento y agitación del contenido de los alimentos enlatados y en envases de cristal (por ejemplo, en comida para bebés). Igualmente, el furano se evapora de forma natural en un envase abierto con bebida o comida caliente. Por otro lado, el abrir y cerrar envases de alimentos debido al uso, como el café tostado, también influye en la reducción de los niveles de furano durante la vida útil.

La FSA aclara que en este estudio no se contemplan los alimentos preparados en el hogar, que contribuyen en sobremanera a la exposición general, tales como patatas fritas en exceso u otros alimentos (fritos, asados o cocidos al horno). Además, destaca que las patatas fritas y otros productos para cocinar en casa (como las palomitas) sí se han analizado durante este periodo, pero basándose en las instrucciones reflejadas en el envase por el fabricante, por lo que puede no ser representativo de la realidad de como los consumidores británicos preparan dichos alimentos en sus hogares.

La FSA lleva realizando este estudio desde el año 2014, y lo seguirá realizando hasta 2018 para poder comparar tendencias a lo largo de los años. Los resultados de este estudio son enviados a la EFSA para realizar evaluaciones de riesgos, junto con la recopilación y análisis comparativo de estudios de otros países europeos.